Las deposiciones y la orina de los perros contaminan la playa. Pero además, el riesgo de mordeduras, sobre todo a niños, es alto.
La presencia de perros en la playa se convirtió en un tema de difícil control para las autoridades, y en una molestia y un peligro latente para vecinos y turistas, que ven malograda su estadía al aire libre.
El tema, sin embargo, no sólo se centra en las jaurías de canes «cimarrones» que se acercan a la costa con actitudes agresivas.
También abarca la presencia de mascotas que ante la desaprensión de sus dueños vagan libremente molestando a los bañistas.
O defecando sin que nadie se ocupe de levantar sus deposiciones, que ensucian y contaminan el espacio público.
Desde que se inició la temporada, los relatos de escenas que tuvieron a perros con o sin dueño como protagonistas se multiplican, alterando el humor de la gente.
En el caso de las razas peligrosas ni siquiera podrían estar en el espacio público, y peor aún si andan sin bozal ni correa.
Pero es un asunto difícil.
Ahora abundan las razas de animales chicos, y es complejo hacerles entender a algunas personas que no pueden bajar con ellos a la playa, porque por más que levanten las deposiciones, cuando los animales defecan y orinan las bacterias quedan».