Por Francisco Longa
Tres fueron los ejes de campaña de Cambiemos: pobreza cero, lucha contra el narcotráfico y unir a los argentinos. Tras cinco meses de gobierno no sólo no los cumplió, sino que empeoró los tres ítems. ¿Podría ser juzgado por publicidad política engañosa?
A priori, podría haber parecido un poco exagerado plantear que una gestión presidencial de cuatro años, cualquiera que fuera, pudiera cumplir con tamaños objetivos como los planteados por Macri; si encima consideramos que la gestión en cuestión no contaba con mayorías parlamentarias, los retos se vuelven casi un asunto de publicidad engañosa.
Tras cinco meses de gobierno, el análisis puro y duro de los datos respecto de la realidad económica, social y política de nuestro país, muestran no solamente que el gobierno nacional aún no cumplió con sus tres promesas, sino que en cada ítem empeoró rotundamente. Para no anteponer interpretaciones, en esta nota proponemos reflexionar sobre algunos datos concretos que evidencian el aumento de la pobreza, la vitalidad del narcotráfico y la profundización de los antagonismos sociales durante los pasados meses en el país. Este escenario, ¿no habilita un verdadero enjuiciamiento por publicidad política engañosa al presidente?
Cero en pobreza
Es consabido que las mediciones acerca de cuántos pobres hay en el país acarrean múltiples dificultades. Cuáles son los ítems considerados en la canasta básica, cómo evaluar los ingresos en hogares pluri-familiares, qué lugar juegan –y cómo se miden– los accesos a otros bienes y servicios como la educación y la salud de calidad, son apenas algunas de las problemáticas al momento de avalar o no una estadística de pobreza.
Los principales organismos dedicados a la medición de la pobreza en el país no son oficiales, desde que el INDEC dejó de realizar el cálculo final respecto de la pobreza. En efecto, no es preciso decir que el INDEC dejó de ‘medir la pobreza’. Lo que ocurrió fue que los precios de los componentes de las canastas definidas para la Línea de Pobreza y la Línea de Indigencia siguieron evaluándose, pero el organismo oficial dejó de realizar la medición final.
En definitiva, los cálculos más solicitados por las y los investigadores para referirse al tema son los del Observatorio de la Deuda Social Argentina, dependiente de la Universidad Católica Argentina (UCA) y del centro CIFRA, de la Central de Trabajadores de la Argentina que comanda Hugo Yasky. Tomando estos dos últimos, se observa que solamente entre diciembre de 2015 y marzo de 2016 entre 1 millón, y 1.5 millones de personas cayeron en la zona de pobreza.
Es importante destacar que prácticamente ningún funcionario del gobierno nacional desmintió estas cifras. Incluso algunos parecen justificarlo, como el propio Mauricio Macri quien en marzo declaró: “Nos llevaron a la pobreza”.
Narcolandia en el bunker del PRO
No llama la atención que los medios masivos hayan denominado a la tragedia en la fiesta electrónica Time Warp –donde murieron cinco personas por sobredosis– ‘Tragedia en fiesta electrónica’, o más adelante en el tiempo solamente ‘El caso de la fiesta electrónica’. La referencia a Costa Salguero se diluyó totalmente en los medios de comunicación.
Para nadie es una novedad que aquellos primeros pasos en falso de baile de Macri, que movían a vergüenza a todos menos a los más obsecuentes macristas, fueron aprendidos precisamente al ritmo moderno de los compases de Tan Biónica y de Gilda en Costa Salguero. Ese fue el bunker que el PRO primero y Cambiemos luego eligieron para todas sus contiendas electorales, tanto porteñas como nacionales. Es cierto que ese predio no fue monopolio exclusivo del PRO. También el kirchnerismo, por ejemplo, eligió esas instalaciones en noviembre de 2011, para celebrar la victoria electoral.
Claro que por esos tiempos toda la Ciudad de Buenos Aires se consolidaba como una verdadera capital de la música electrónica a nivel regional. Pero jamás se recuerda un hecho de tal gravedad como el vivido en los meses pasados, ni con tal cantidad de víctimas por sobredosis o sustancias adulteradas. Si bien la promiscuidad entre prefectura, empresarios de la noche y el gobierno porteño no es nueva, que el macrismo gobierne ahora todas las fuerzas de seguridad que operan en el ámbito metropolitano mejora el escenario para liberar las zonas para el narcotráfico.
Ellos o nosotros
En tercer lugar, la alusión a unir a los argentinos no podía entenderse sin la construcción discursiva previa entorno a un supuesto enfrentamiento fraticida. Según Cambiemos, y los medios hegemónicos, la Argentina viene viviendo una especie de guerra civil fría, motivada por el tono enérgico del kirchnerismo en el poder. El periodismo local buscó instalar dicha guerra mediante el simplismo de la ‘grieta’ que separaría a propios y extraños.
Es claro que la apelación a esa grieta como algo terrible y malicioso busca en realidad devolver el debate político a las elites supuestamente especializadas para ello. Lo que irrita a los sectores dominantes es que la sociedad se haya politizado enormemente, y sobre todo en función de identificar adversarios o enemigos. Esto, por otra parte, no es nuevo, ni tampoco se lo puede atribuir exclusivamente al gobierno anterior, sino que forma parte ya de un acumulado político de la sociedad en su conjunto, y que alude a una madeja previa de antagonismos y conflictividades.
No obstante, los escarches sufridos por el ex vicepresidente, Carlos Zannini, las agresiones con balas de plomo a locales partidarios de Nuevo Encuentro (en CABA) y La Cámpora (en Mar del Plata), presentan un escenario que más bien parece de revanchismo exacerbado antes que de armonía y reconciliación. Escraches a políticos opositores hubo durante todo el período anterior, pero no se recuerdan ataques con balas de plomo con tal nivel de precisión política.
Por otra parte, cada nuevo hecho político que marca el escenario es tomado desde el gobierno como una nueva etapa en la confrontación con el kirchnerismo. El proyecto de Ley de Despidos que se discute en Diputados, por caso, volvió a ser motivo para que Macri divida entre ‘los que ponen palos en la rueda’ y ‘los que miramos al futuro’. A esta altura parecería que la brecha entre quienes apoyan o no al gobierno continúa acrecentándose, lejos de suturarse. Las apariciones del presidente, además, parecerían alimentar dichas dicotomías.
¿Multa al político engañoso?
En el ámbito del derecho de las y los consumidores, contamos con la posibilidad de juzgar a quienes nos aseguran determinadas características de un producto o servicio que luego se revelan falsas. Las demandas por publicidad engañosa aumentan en los fueros del consumidor y en muchos casos terminan por resarcir al consumidor estafado. Sin ánimos de reproducir una idea de ciudadanos-consumidores, que solamente peticionan ante las autoridades una vez consumadas las estafas políticas, es lícito preguntarse por qué no legislar en parte los límites de las promesas de campaña.
En la actualidad, en la Argentina no existe límite a las bondades que cada fuerza política ofrece a los votantes durante las campañas electorales. Así, Macri ya había prometido en 2007 construir 10 km de subte por año y, tras 8 años como Jefe de Gobierno, sólo construyó 3 km. No obstante, una cosa es no aumentar la red de subtes y otra, mucho más preocupante, es llevar adelante un plan económico que en cinco meses generó 1 millón de nuevos pobres y 140 mil nuevos desocupados.
En 2013 una senadora chilena planteó multar a la publicidad política engañosa, lo que motivó un acalorado debate en el parlamento trasandino. Si bien la multa económica no sería el principal escollo para gobernantes empresarios o millonarios, como los actuales pero también las anteriores autoridades nacionales de nuestro país, la idea de algún tipo de sanción política, como suspensiones o apercibimientos, a los políticos que vulneran tan descaradamente la palabra empeñada, podría ser materia jurídica.
FUENTE: MARCHA